El ser humano en el complejo proceso de
vivir busca y desea experimentar, satisfacción en las
disímiles y complejas relaciones que establece consigo y
con el afuera. Pero de la misma manera en que ese deseo es
común a la generalidad de los seres humanos, es totalmente
diferente la valoración que cada uno hace de lo que
necesita para experimentar satisfacción en su vida. Aunque
la búsqueda de esa satisfacción no siempre suele
ser la más certera ya que en muchos casos olvidamos los
procesos
fundamentales de la socialización y actuamos sin tenerlos en
cuenta.
El alcoholismo es uno de los problemas que
más afecta a nuestras sociedades
actualmente. Este término fue puesto en circulación
por el sueco Magnos Huss hacia 1849 cuando Suecia ocupaba la
cuota más alta del mundo en el consumo de
bebidas alcohólicas. Pero a pesar que es en este
año cuando se acuña este término, el mismo
data desde nuestra antigüedad, constituye la más
generalizada toxicomanía e integra el grupo de los
principales problemas médicos sociales,
expresándose en nuestro país cada vez con mayor
magnitud, debido a la tendencia al aumento del consumo a escala
social.
Es desde esta percepción
que parte el interés de
la Sociología por este tema, estudiado por
múltiples ciencias, ya
que se considera que la valoración que el hombre hace
de su existencia está asociada a procesos movilizadores
como necesidades, motivos, conflictos, a
formaciones psicológicas complejas como el sentido de la
vida, la autovaloración, los ideales, así como las
relaciones que establece en los diferentes planos de su
vida.
Pretendemos realizar un análisis
teórico del alcoholismo, en primer lugar, como problema
social, que deriva en muchos casos en problema de salud, enfermedad que afecta
no solo a individuos sino también a la
sociedad.
Caracterizar al alcoholismo, puesto que es una de las
enfermedades de
más repercusión biológica,
psicológica y social debido a que afecta no solo al
individuo que
la padece sino que también puede afectar las relaciones,
familiares, sociales, laborales y tiene implicaciones aún
económicas y materiales
para cualquier sociedad.
Además es una necesidad de nuestro país
el abordaje del alcoholismo desde diferentes frentes debido al
incremento de la tasa de esta enfermedad en los últimos
años, sobre todo en poblaciones relativamente
jóvenes, llegándose a temer por algunos
especialistas el hecho de que esta enfermedad se convierta en un
grave problema de salud en nuestro territorio.
Desde este punto de vista decidimos realizar este
trabajo el
cual tiene como objetivo aportar elementos teóricos que
contribuyan a profundizar en la concepción
sociológica del alcoholismo como problema
social.
Este estudio parte desde una posición
teórica, la cual constituye la guía de nuestro
trabajo tomando como soporte a figuras cumbres del pensamiento
sociológico, como Emile Durkhein, Carlos Marx, Robert
Merton, Antony Guiden, e investigadores de ramas como la Psicología y la
Medicina.
Analizamos la problemática desde el punto de
vista del Trabajo Comunitario debido a la gran importancia que el
mismo reviste como escenario de participación de los
ciudadanos en la sociedad cubana actual. Planteando alternativas
para su prevención.
Llegando a la conclusión que el mismo es un
problema social que puede ser analizado a través de dos
funciones las manifiestas y las latentes, así como el
predominio de varios factores sociales para la existencia de
dicha problemática.
El alcoholismo, la más significativa
toxicomanía de nuestros tiempos se encuentra entre las
problemáticas médico-sociales de mayor relevancia
mundial, por sus efectos extraordinariamente nocivos sobre la
salud y la sociedad derivado de su nefasta repercusión
biológica, psicológica y socio-
económica.
Es nuestro interés analizar el alcoholismo
como un problema social ya que el mismo tiene un impacto negativo
en las vidas de un segmento considerable de nuestra población y sobre el mismo existe un amplio
número de personas con gran preocupación. La
Sociología, desde posiciones sistematizadoras e
integradoras, puede analizar una serie de factores que convierten
a dicha problemática en un peligro para nuestra
sociedad.
No podemos hablar del mismo como enfermedad, sin
tener en cuenta la cultura, pues
de ese modo de vivir que aprendemos al crecer en un grupo humano,
aprendemos también a explicarnos los fenómenos que
llamamos salud y enfermedad.
Al crecer en un determinado grupo aprendemos a
considerar salud a una serie de estados o situaciones y
enfermedad a otros. Juzgamos ciertos comportamientos como
saludables y por otro lado, vamos aprendiendo a calificar ciertas
sensaciones como síntomas de enfermedad y a considerar
como normales a otros.
Hemos de tener en cuenta que, salud y enfermedad, son
conceptos socialmente construidos y que, por lo tanto, la cultura
tipifica lo que es salud y lo que es enfermedad o, por expresarlo
de otro modo, lo que es normal y lo que es patológico o
sea, que el individuo según su cultura, tendrán su
visión de la enfermedad, la salud y como tal se
comporta.
En nuestros días es un hecho incuestionable
que la salud es un fenómeno integral determinado,
fundamentalmente, por las condiciones en que viven las familias y
las comunidades y que las mismas están a su vez
determinadas por complejos factores interactuantes de carácter social.
La Sociología ha demostrado su validez en el
estudio de la salud llevando un conjunto de conceptos de su
teoría
general a este campo, ayudando a explicar como los eventos de ella y
sus conductas están influenciadas por factores
sociales.
Muchos han sido los conceptos que se han formulado de
salud, aunque desde la Sociología, incuestionablemente el
de mayor repercusión es el formulado por Parsons desde los
marcos del paradigma
médico clásico de orientación individual,
comprendiendo la misma en referencia a la participación
del individuo en el sistema social:
estado de
capacidad óptima del individuo para el eficaz cumplimiento
de los roles y tareas para los que ha sido
socializado.
Si partimos de la concepción durkheniana, la
salud es un hecho social condicionada e interdependiente con
instituciones
como la familia y
el trabajo,
influenciada culturalmente; por lo que este sistema de salud
refleja normas, valores,
conocimientos, creencias y símbolos de la sociedad. Reconocer la
importancia del proceso de socialización nos ayuda a
entender el proceso de forja de patrones de conductas, en el
marco subcultural del grupo social específico en
estudio.
Cuando se estudia la evolución de la Sociología
Médica como subdisciplina sociológica encontramos
que la contribución Parsoniana con el empleo de la
categoría rol social llevada al marco de salud –
enfermedad se constituye en brújula
indiscutible que señala el rumbo verdaderamente
sociológico que toma a partir de aquí la misma.
Hasta ese momento, la Sociología Médica se
había desarrollado bajo la influencia y en los marcos de
la Medicina
Social.
Aunque criticada por algunos por considerarla "
reduccionicista y alienante", la categoría " Rol social
del enfermo" permite una reformulación más
específicamente sociológica, considera la
enfermedad ( independientemente de su naturaleza)
como sinónimo de condiciones o estado social desviado que
pone en peligro la integración sistémica, colocando al
sujeto enfermo en condiciones de dependencia pasiva respecto al
sistema sanitario.
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